El viento, mece las ramas del inquietante árbol, que afuera, a unos metros de mi ventana parece cobrar formas endiabladamente bellas.Está ahí, delante de mí, tan viejo como el mundo, tan hermoso y a la vez tan siniestro. Muchas noches, en la oscuridad, creo que me observa, desde mi cama puedo ver su silueta, sus hojas agitadas por el insistente viento que no para de soplar. Me llevo horas mirándolo, incluso noches enteras desvelado por su misteriosa belleza.He pensado en cambiarme de habitación para no verlo por las noches, pero me resulta imposible, su influjo es tan fuerte...Cuando miro sus hojas plateadas a la luz de la Luna y, los lamentos al ser rozadas sus ramas por el viento. Me es imposible separarme de él.A veces, creo que me protege, otras en cambio, veo su imagen desafiante y, no sé, no sé que pensar...
-Microrelato-©Miguel Ángel Rincón Peña. 2003
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